Víctor Rosas Arenas
El celular, el entrometido entre dos siglos en el
espacio y en el tiempo, el artefacto que
nos hace perder el aquí y el ahora, con una invasión a la privacidad, no “está sólo” porque aunque su señal suene y
su portador no se encuentre, registrará el llamado para que accionemos o no al
instante. El celular: el “fetiche tecnológico del analfabetismo cultural” está
cumpliendo 40 años de vida.
Aunque esto
último no sería culpa del dispositivo mismo, sino del uso que se hace del
“fetiche tecnológico” del analfabetismo.
Si bien, en los
pueblos más atrasados su población apenas lee menos de un libro per cápita por
año. El mal ya venía desde antes al celular y toda la parafernalia tecnológica,
quizás a ésta última se deba el 90% del catastrófico descenso del idioma.
La cuestión ya venía grave gracias al
Internet, y al chat el que la gente no escriba bien; ya no digamos Twitter,
Facebook y todo el enjambre tecnológico. Con ese “paso gigante” se pasó a la
etapa del lenguaje de primate inferior, sólo nos falta un par de bananas y
meternos a un más desconcertante mundo,
donde “Zoo Humano”, (la jaula de asfalto) descrito por Desmond Morris, causaría
apenas una inocente sonrisa.
El inventor del
teléfono celular Martin Cooper creó el primer artefacto el 3 de abril de 1973 y
pesaba más de dos kilos, a un costo equivalente a un millón de dólares actuales
el primer prototipo Motorola.
El creador, que superó al mismísimo Alexander
Graham Bell, cuenta que, cuando diseñaron su sueño de infancia, no sabía que el
celular iba a tener tanto impacto en el mundo. El número de suscripciones de
telefonía móvil alcanzó casi los 6.000 millones a finales de 2011, lo que
representa una penetración del 86,7% a nivel mundial y del 78,8 por ciento en
los países en desarrollo, según estimaciones publicadas por la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT).
Los primeros
celulares costaban US$6.500 y su batería apenas duraba 20 minutos, y eran tan
pesados que no se podían sostener en la mano durante mucho tiempo. Sin embargo
Cooper también afirmó que los operadores y fabricantes de telefonía móvil
actuales han convertido el celular en "una monstruosidad", al añadir
tantas aplicaciones y convertirlo en: televisión, radio, cámara fotográfica y
de video, además de un pequeño ordenador, y ahora integra tus contactos con tus
redes sociales. El futuro será: ¿injertarlo como un chip en el cuerpo humano? como lo dice el propio inventor.
Cooper y su
equipo soñaban con el día en que cada ser humano pudiera tener un celular en la
mano. De hecho, bromeaban diciendo que: “en el futuro cuando alguien nazca se
le asignará un número de celular y, si no contestara, se le considerará
muerto".