martes, 28 de febrero de 2012

El triunfo de la Persistencia.

Demián Bichir el actor… el hombre.


Víctor Rosas Arenas

Sentado, en su butaca del teatro Hollywood & Higland Center en Hoollywood, California,  Demián Bichir (el actor mexicano), vio cómo la noche del domingo 26 de febrero de 2012, se le escapaba de las manos el premio Óscar de la Academia de Ciencias y Artes de Hollywood por su actuación en: "A Better Life" del director Chris Weitzen.
Para muchos una derrota. Para nosotros un gran triunfo, de un actor que paradójicamente en experiencia de vida y en su propio trabajo actoral, la vida lo llevó a encontrar, casi secuencialmente, como en edición de película perfecta: ¿el sueño americano?


        Hasta paradójico puede ser que un film, que lleva como argumento la búsqueda del sueño americano, que evidencia el drama migratorio, pudiera ganar el “Oscar” precisamente por un trabajo en donde la trama versa sobre la realidad que sufren miles y millones de inmigrantes latinos  en las propias tierras del tío Sam.

        ¿Contradictorio? que se premiara una temática inmigrante, más allá de la propia actuación del actor Demian Bichir por demás incuestionable. Sería tanto como reconocer los derechos de los propios “ilegales”, por quienes saben que los necesitan en su mercado pero los ignoran en derechos.

        Paradójico también que alguna vez el propio actor, con 22 años, se dice, buscara fortuna en Nueva York donde trabajó ilegalmente; y quien ahora 25 años después, 6 de febrero de 2012, bromeara con George Clooney, Brad Pitt, Jean Dujardin (a la postre ganador de la estatuilla) y Gary Oldman de tú a tú, antes de compartir con ellos la fiesta previa a la entrega de los premios. En medio de la “red carpet”, de toda la sofisticación de Hollywood y del nerviosismo propio de la entrega de los mismos.


        En una nominación al “Oscar” por demás ganada en todo su valor histriónico, envuelta en la realidad misma que algún día sufriera en vida el propio actor. Ahora es Bichir quien ejerciendo su popularidad, basada en su gran historial histriónico y su propia experiencia, se proyecta, con este film, como un portavoz de los indocumentados.


        La sola nominación al premio ya es un triunfo y el efecto está ya dado: presentar ante los ojos del mundo y de los políticos de ambos países, de la sociedad misma y del mundo, el grave problema de los derechos humanos hacia los inmigrantes, cualesquiera que sea su origen.


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